La carne de pollo es una de las proteínas preferidas. Es versátil, accesible y tiene muy rico sabor. Como otros animales criados para consumo humano de manera intensiva, los pollos de engorda están bajo mucho escrutinio, pues se cree que pueden tener sustancias que son dañinas. Si te preguntas si las hormonas en los pollos son perjudiciales para nuestra salud ¡sigue leyendo!
¿Cuáles son los pollos de engorda?
El pollo de engorde es el pollo en su fase inicial de vida, durante la cual se cría y engorda en una granja. Recibe una alimentación nutritiva y balanceada con el objetivo de que gane peso, para que finalmente se le sacrifique para aprovechar su carne. La cría de estos pollos varía entre productores que tienen unos cuantos pollos y quienes tienen miles bajo su cuidado.
Para garantizar que el pollo alcance su óptimo potencial necesita recibir alimento con las proporciones adecuadas de proteínas, grasa, fibra y calorías. Su alimento suele componerse principalmente de maíz y sorgo. Hay productores que tienen un estricto control de esta alimentación y otros que permiten que los animales busquen su alimento en extensiones de terreno delimitadas para ese propósito. Los pollos también deben tener una adecuada ingesta de agua, sistemas de ventilación y calefacción de buena calidad y recibir atención veterinaria.
El periodo de cría de un pollo de engorda es muy breve, de menos de 50 días. Cuando alcanzan su peso ideal se les considera aptos para consumo humano y se les sacrifica. El siglo pasado este periodo era más extenso (aunque no superaba los 100 días) y se ha ido acortando progresivamente década tras década, gracias a mejoras en la alimentación, medicina preventiva e infraestructura.
¿La carne de pollo tiene hormonas?
La carne de pollo no contiene hormonas adicionales. Los pollos producen naturalmente la hormona somatotropina, que es la hormona del crecimiento. Durante los primeros meses de vida es producida en niveles máximos por el organismo del pollo. Su producción es específica para ellos y no tiene influencia en el organismo de los seres humanos. El cuerpo de los pollos deja de generar esta hormona en grandes cantidades semanas después de que el animal haya alcanzado el punto óptimo de peso, por lo que no necesitan de dosis adicionales.
Administrar hormonas a los pollos es impráctico, innecesario y poco rentable, por lo que sencillamente no es una práctica en la cría de pollos de engorda.
Por una parte, es innecesario pues los animales alcanzan su peso deseado antes de necesitar hormonas y si las recibieran no habría tiempo suficiente para que se manifiesten los resultados. Pilar Castañeda, académica de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, comenta que se realizó un estudio en el que durante 49 días se les inyectó hormonas de crecimiento a un grupo de control: estos animales no mostraron ninguna diferencia con los pollos que no recibieron la hormona.
Por otra, no hay forma práctica de hacerlo. Una forma de administrar hormonas a los animales es a través de su alimento, pero esto no es posible debido al sistema digestivo de los pollos.
La hormona del crecimiento deja de funcionar si se encuentra con determinados niveles de pH, y el sistema digestivo de los pollos tiene niveles que destruirían a la hormona antes de que cumpliera su labor. Los músculos y sangre del pollo tienen el nivel adecuado para el funcionamiento y desplazamiento de la hormona del crecimiento, por lo que la alternativa sería inyectárselas.
Sin embargo, esta opción es sumamente impráctica tanto para los grandes productores, que tendrían que inyectar a miles de pollos todos los días, como para pequeños y medianos productores, para quienes no es rentable la relación entre el costo de la hormona del crecimiento y el peso del animal.
De hecho, no es rentable para ningún tipo de productor, pues encarecería el costo de la carne de pollo frente a otros tipos de carne, y ya no sería una alternativa económica para los consumidores.
¿La carne de pollo es perjudicial para nuestra salud?
Como hemos visto, las hormonas en los pollos no son perjudiciales para nuestra salud, pues la única hormona presente en los pollos es la que el mismo animal produce de manera natural. Aún así, puedes tener todavía la duda de si hay otras razones por las que esta carne pueda ser perjudicial para los humanos. La carne de pollo es de consumo seguro. Tiene poca grasa, es rica en fósforo, hierro, calcio, vitamina B3, magnesio, ácido fólico y calcio. También es altamente digestible, por eso se recomienda consumir cuando atravesamos una enfermedad.
La carne de pollo tiene una carga microbiana natural, que es independiente al nivel de calidad de la carne y los controles durante el proceso de cría, por lo que comerla cruda o mal cocinada, puede ser perjudicial para la salud. Los principales riesgos son la salmonella y el e.coli, pero si tenemos las precauciones necesarias, no son fuente de preocupación:
- Evitar manipular y almacenar la carne cruda junto con otros alimentos ya cocinados.
- Almacenar las carnes en refrigeración.
- Cocinar apropiadamente la carne, durante el tiempo suficiente y a la temperatura adecuada: al menos 70°C en el centro de las piezas.
Como hemos observado, es un mito que las hormonas en los pollos son perjudiciales para nuestra salud. La carne de pollo es sumamente accesible y aprovechable. Si bien hay que manipularla y cocinarla correctamente para garantizar que está libre de patógenos, la carne de pollo es segura para su consumo.
Es un mito que las hormonas en los pollos son perjudiciales para nuestra salud. La carne de pollo es sumamente accesible y aprovechable. Si bien hay que manipularla y cocinarla correctamente para garantizar que está libre de patógenos, la carne de pollo es segura para su consumo.