La leche de almendras está afectando significativamente a una parte vital para nuestra vida como la conocemos: las abejas.
Las abejas no sólo son productoras de miel: son las encargadas de polinizar millones de flores y plantas, incluyendo las plantaciones de almendras. Las abejas son esenciales para el funcionamiento de la industria de almendras de Estados Unidos, y miles de millones están muriendo en el proceso. La polinización de almendras es un negocio mucho más lucrativo que vender miel y es que Arp alquila sus colonias a mega granjas en el Valle Central de California, que alberga el 80% del suministro mundial de almendras.
¿Qué está pasando con las abejas?
Hace un par de años, a medida que se acercaba el invierno, las abejas de Arp comenzaron a enfermar y morir. Es sumamente raro que esto le suceda a un apicultor con décadas de experiencia. Su historia no es la única, ya que los apicultores que envían a sus abejas a las granjas de almendras, las están viendo morir sin poder hacer nada al respecto. Una reciente encuesta de apicultores mostró que 50 mil millones de abejas (más de 7 veces la población humana) fueron aniquiladas durante el invierno del 2018-2019.
Los apicultores atribuyen esta tasa de mortalidad a los pesticidas, parásitos y pérdida de hábitat, mientras que los ambientalistas culpan la dependencia de los Estados Unidos a los métodos de agricultura industrial, sobre todo en la industria de la almendra. Las abejas prosperan en un paisaje biodiverso, sin embargo, la industria de la almendra las coloca en un monocultivo, esperando que las abejas sean productivas todo el año.
Alta demanda en la industria de la almendra
La industria de las almendras de California ha crecido exponencialmente. En menos de 20 años, los huertos de almendros han duplicado los acres que ocupaban en el 2000. Esto les ha permitido producir 1 millón de toneladas de almendras anualmente.
Las ventas de leche de almendras en los Estados Unidos han crecido un 250% en los últimos cinco años para llegar a $1.2 mil millones, cuatro veces más que cualquier otra bebida a base de plantas, según un informe de Nielsen de 2018.
Estos enormes huertos de miles de acres, dependen de las abejas para funcionar.
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Los apicultores, como Arp, comenzaron a emplear sus colmenas para polinizar almendras cuando la importación de miel afectó su negocio. Sin embargo, en aquel entonces (1980) la pérdida de abejas era del 5%, debido a enfermedades o condiciones climáticas. Para el año 2000, las abejas comenzaron a morir en mayor escala.
Actualmente, los apicultores se encuentran en un círculo vicioso. Luchan constantemente para salvar la vida de miles de abejas necesarias para cumplir con los contratos y poder seguir polinizando almendras, pero si no estuvieran empleándolas con ese fin, tal vez tendrían mejor salud.
Pesticidas
Los pesticidas son empleados para diversos cultivos, pero en las plantaciones de almendras se utilizan cantidades industriales. Uno de los pesticidas más ampliamente aplicados es el herbicida glifosato (también conocido como Roundup), que es un elemento básico de los productores de almendras a gran escala y ha demostrado ser letal para las abejas y causar cáncer en los humanos.
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Otras causas de muerte en las abejas
Además de los pesticidas, otra potencial amenaza para las abejas polinizadoras de almendra se da porque las colonias se despiertan en pleno invierno, uno o dos meses antes de lo natural.
La cantidad de abejas empleadas para polinizar almendras supera con creces la de otros cultivos, por lo que la propagación de enfermedades crece bastante.
“Las abejas están expuestas a todo tipo de enfermedades en California”, dice Arp.
Patrick Pynes, apicultor orgánico y maestro de estudios ambientales en la Universidad del Norte de Arizona, afirma que las abejas se encuentran en grave declive porque nuestra relación con ellas se ha vuelto muy destructiva.
Existen un sinnúmero de productos químicos que no están etiquetados como tóxicos para las abejas, a pesar de que pueden enfermarse y debilitar su sistema inmunológico. Una abeja enferma puede sobrevivir a la temporada de la polinización mas no durará el invierno. También puede suceder que gradualmente terminará por envenenar a toda la colonia.
Los expertos dicen que simplemente evitar el problema de los pesticidas no es suficiente y que la agricultura en sí misma debe cambiarse desde cero.
Buscando soluciones
En búsqueda de una solución para enfrentar la extinción masiva que están viviendo las abejas, se está implementando un programa de certificación similar a las etiquetas de productos orgánicos, en las que el consumidor podrá identificar productos elaborados con métodos aptos para las abejas.
Otra solución propuesta por el programa “Bee Better” es introducir la biodiversidad en los almendros para controlar de manera natural las plagas y nutrir a las abejas. Parece que toda la esperanza recae en la producción orgánica de almendras y el uso de pesticidas no agresivos para las abejas.
Ahora te toca a ti… ¿Qué otras soluciones se pueden implementar? ¿Valdrá la pena poner en riesgo a la apicultura para alimentarnos con bebidas de almendra?
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