Los camarones son un tesoro gastronómico. Ya sea que se encuentren en una pasta o ensalada, empanizados, al mojo de ajo, en brocheta, en ceviche… Estos crustáceos rosados son de los favoritos… ¿Dijimos “rosados”? Hoy venimos a contarte que, en realidad, los camarones ¡son grises!
¿De verdad los camarones son grises?
Los camarones son un tipo de crustáceo decápodo (o sea, de diez patas) de agua dulce o salada. Se les puede encontrar prácticamente en todo el mundo, pues viven tanto en aguas templadas y tropicales como en zonas frías. Su hábitat natural se compone por zonas rocosas y arenosas, generalmente en aguas poco profundas, y con abundancia de algas, pues ése es su alimento principal. Los camarones de aguas frías suelen ser más pequeños, mientras que los más grandes pueden llegar a medir 30 centímetros de largo.
Los camarones poseen una coraza poco consistente, que conforma su exoesqueleto ¿Y de qué color son? Suelen tener un color grisáceo, pardo, azulado o translúcido. Este color se debe a los carotenoides. Éstos son pigmentos orgánicos que se encuentran de manera natural en diferentes organismos, como plantas, algas, hongos y bacterias. Los carotenoides son los responsables de que los tomates y las zanahorias tengan su color característico ¿Recuerdas que mencionamos que el alimento principal de los camarones son las algas? El organismo de ningún animal puede producir carotenoides por sí mismo, por lo que debe obtenerlo de su alimento. De los 700 carotenoides conocidos, 200 son de origen marino. Cuando el camarón ingiere algas, su cuerpo transforma los distintos tipos de carotenoides en astaxantina, que tiene un potente efecto antioxidante.